Aquí tenéis otro magnífico reportaje de Humberto Gacio. Y continuación de DORADAS XL DESDE ZODIAC Vol.I
En el anterior episodio de este artículo os dejábamos mi
compañero Daniel Segarra y un servidor con la incertidumbre de si seríamos
capaces de encontrar grandes doradas con
la ayuda de la sofisticada tecnología punta que llevábamos instalada en el yate
fueraborda en el que pescábamos, pero sobre todo nos preguntábamos si averiguaríamos la forma o técnica que nos
permitiese dar con ellas y ser más selectivos, quitándonos de en medio capturas
de pequeño porte, otras especies no deseadas y sobre todo el incombustible
roamen.
Así pues no nos quedaba más que escudriñar algunos otros
apostaderos, acercarnos a otro tipo de fondos y buscar los lugares más
adecuados para pescarlas en cada momento y en cada marea, probar distintas
longitudes en las cametas, distintos aparejos y cebos, vamos lo que estuviera
en nuestra mano,………….por lo que está sería nuestra misión para encontrar
nuestro objetivo.
Evidentemente teníamos que tener en cuenta que estábamos
bastante limitados por el bote en el que pescábamos, así que bueno tendríamos
que fijarnos mejor donde pescar e intentar buscar zonas en las que no
hubiésemos pescado anteriormente y que a priori no nos gustasen tanto, ya que
podría ser que en estos lugares encontráramos buenos peces.
Nos quedaban por probar veriles de roca, pescando más
cercanos a la roca que a la arena, zonas más alejadas para lo que tendríamos
que salir a pescar en días de aguas calmas y algunas zonas alejadas de la nada
que solo podríamos encontrar dando palos de ciego, lo cual haríamos en días en los
que el roamen castigara nuestros pesqueros más habituales.
Así pues sin más intención que cambiar el rumbo de lo que
anteriormente nos había llevado a hacer pescas de piezas de porte discreto nos
dispusimos a la no fácil búsqueda de alguna pieza de importancia sin desmerecer
las anteriores claro está.
A LA PRIMERA LE DIMOS EN LA FRENTE
La primera mañana en la que salimos nos dirigimos a pescar
algo más adentro de lo que solíamos pescar, y tras pegarnos 3 días y 4 noches
para llegar justamente ahí al lado!!, cuando llevábamos pescando media hora nos
dimos por vencidos ya que el roamen acababa con todos los cebos que tirábamos
al agua. Así pues nos dirigimos al segundo lugar que teníamos pensado que no
era más que un arenal limpio más cercano a la costa de lo que habíamos pescado
con anterioridad.
Tras un rato de navegación con la gorra hacia detrás porque
de la velocidad se nos volaba, llegamos a la nueva marca, y por el camino
hablábamos que porque no podrían darse más cercanas a la costa si las pescábamos
perfectamente desde la orilla. Ni cortos ni perezosos lanzamos las cañas
orientadas hacia la orilla y una de ellas la más larga (4,20 m) totalmente
oblicua a esta. No tardó ni dos minutos en sonar un carrete y cuando miramos se
trataba de la caña larga, la última que habíamos lanzado, vamos que se podía
decir que le habíamos dado con el gusano en la frente.
El pez no paraba de sacar hilo a mucha velocidad y no paraba
de nadar en círculo, lo que nos obligó a sacar el resto de cañas que teníamos
lanzadas ya que de lo contrario las engancharía todas y muy posiblemente la
perderíamos.
Poco a poco el pez se fue cansando y digo poco a poco porqué
no podíamos forzarlo más ya que la tragadera que teníamos montada era de 0,17
mm de fluorocarbono en concreto Trilene, así que tendríamos que armarnos de
paciencia y disfrutar de la pelea a la misma vez que nos hacía sufrir de lo
lindo.
Tras unos diez minutos parecía que la silueta ya se
distinguía y por el espejo que formaba parecía ser una buena gafotas, lo que se
confirmó cuando la metimos en la sacadera y la subimos a la barca.
La primera buena pieza la habíamos conseguido cerca de la
orilla, lejos de la embarcación, con una tragadera fina y larga, anzuelo
Hayabusa Beak del nº 4 y una discreta gusana por lo que tomamos nota de todas
las variantes.
LA SEGUNDA BUENA NO VINO SOLA
El segundo día queríamos probar suerte también cerca de la
orilla aunque más alejados que la anterior vez, en esta ocasión nuestra
intención era lanzar nuestras cañas hacia una laja de piedra que habíamos visto
días antes con la bajamar de una marea de coeficiente muy elevado. Teniendo en
cuenta que no llevábamos ni sonda, ni gps y que nos orientábamos a ojillo pues
en estas mareas obteníamos bastante información que luego contrastábamos
dedicándole unas cuantas pescas.
De nuevo volvimos a lanzar todas las cañas en dirección a la
laja situada relativamente cerca de la orilla y una vez más dejamos la caña más
larga situada perpendicular a la orilla en el extremo derecho de la
embarcación.
Las primeras en marcar picada fueron las CAPTURE 190 L de Cinnetic, que nos regalaban varias
zapatonas bastante peleonas. Estas aunque no sobrepasaban el kilo y medio de
peso daban unas batallas muy divertidas y bastante más prolongadas y duras que
desde la orilla ya que además de acercarlas a la embarcación tienes que
subirlas prácticamente a pulso y las carreras hacia abajo huyendo de la sombra
del bote sacaban hilo del carrete en cada una de las embestidas.
A estas cañas les teníamos montadas tragaderas de 1,5 m
aproximadamente, ya que si le montábamos bajos de mayor longitud al lanzar el
cebo entraría en el agua y se rompería fácilmente a la hora de lanzar. Estas
cañas las teníamos lanzadas más cerca de la embarcación o lo que es lo mismo
algo más lejos de la laja de piedra en cuestión y los gusanos que usábamos en
ellas eran algo más pequeños ya que preveíamos que al estar en arena el roamen
sería menor.
Tras varias capturas revisamos la caña larga y no parecía
haberla tocada ningún pez, vamos que el roamen no estaba presente tampoco en
las cercanías de la piedra por lo que estábamos más tranquilos sabiendo que los
cebos estaban pescando. Seguíamos entretenidos con sarguetes, zapatillas y
algún que otro bocinegro cuando la caña larga se dobló violentamente y de nuevo
empezó a regalar metros de hilo y la chicharra de los CRUISSER XP de Cinnetic se ganaba el sueldo chivateando
la bonita picada.
De nuevo la pelea se hacía interminable, porque si hay algo
que me ha llegado a sorprender de esta pesca es la gran batalla que presenta un
pez desde una embarcación cuando pescas fino y que con prisas seguro que no
podrías cobrar ni la mitad de las piezas que toman tus cebos.
En poco tiempo tendríamos otra buena captura en el escueto
suelo de la “mataora” y de nuevo la caña larga con las tragaderas largas, finas
y los Hayabusa Beak del nº4 volvían a ser los protagonistas de la ansiada
captura, aunque claro podría ser casualidad.
LA TERCERA REINA CON LA ESCOLTA REAL
Tras un par de salidas en las que el roamen nos perseguía allá
por donde fuéramos y pusiéramos el cebo que pusiéramos, por fin conseguimos
coger un día de aguas claras y relativamente calmas, por lo que nuestras
expectativas no eran del todo malas.
Nos dirigimos al lugar donde habíamos capturado la primera
buena dorada y tras llevarnos allí casi cuarenta minutos desistimos ya que el
roamen aumentaba por momentos y no les daba tiempo a pescar a los gusanos. Así
pues pusimos rumbo al segundo de los puntos calientes y allí ídem de lo mismo,
es más pro la proximidad de la piedra el cebo volaba nada más caer.
Esto nos desanimó un poco, a lo que rápidamente nos
preguntamos los dos ¿A dónde vamos ahora?.....y recordé que días antes en una
de las conversaciones que Dani y un servidor habíamos tenido (tumbados en la
butacas del yate cerca de la piscina tomando una coca cola), me dijo que él
había pescado anteriormente en una zona de piedra bastante densa pero que había
tenido buenas picadas allí. Ni cortos ni perezosos encendimos el motor de 200 caballos,
gorras para atrás, gafas para que no nos lloraran los ojos de la velocidad y
rumbo al pedrero a probar a ver si allí encontrábamos algo distinto a lo que
habíamos hallado hasta entonces en ese nefasto día.
Llegamos al sitio y la oscuridad del agua que teníamos a
unos 50 m de distancia delataba la presencia de un buen roquedo bajo el agua,
encarnamos y lanzamos todas las cañas en forma de abanico hacia la piedra. La
caña más larga claro está fue la que más cerca de la piedra cayó, con la mala
suerte de que justo cuando la iba a tensar se me hizo una moña justo al lado
del carrete.
Poco a poco y con muuuuuuucha paciencia la moña salió y el
nudo se quitó totalmente así que me dispuse a ponerle de nuevo la bobina al
carrete ya que se la había tenido que quitar para deshacer el nudo. Puse la
bobina, puse el tapón y no había terminado de roscarlo cuando la bobina empezó
a soltar hilo como si una rueda de un formula 1 se tratase.
La sensación era diferente, era un pez con mucha fuerza pero
tiraba distinto, pero qué más daba lo importante era la bonita lucha que estaba
ofreciendo y la incertidumbre que estaba creando. Como os podéis imaginar el
mero hecho de habernos alejado del roamen ya valía la pena a lo que se sumó la
alegría que nos dio ver unas anchas rayas en la librea de un bonito sargo
soldado que ocupaba casi la totalidad de la sacadera.
Rápidamente encarné la caña de nuevo y la volví a lanzar al
mismo sitio ya que como sabréis estos peces son gregarios y la posibilidad de
coger otro no era ninguna tontería. Evidentemente empezamos a hacerle fotos a
este bonito y cada vez más escaso pez que venía pinchado por el exterior de su
prominente labio similar al de “Carmen de Mairena) y en dos minutos el carrete
volvía a ceder hilo de manera desproporcionada.
Rápida clavada, Dani que guardaba el soldado y de nuevo una
pelea similar a la anterior lo que hacía pensar que podría ser otro precioso
sargo de las mismas dimensiones, lo que se confirmaría apenas cinco minutos
después. Este doblete de sargos amigos no se me olvidará nunca y menos lo que
pasaría después.
Sin más preámbulos Dani volvía a lanzar la caña al mismo
lugar, y como dos niños en el día de reyes hacíamos fotos al segundo de la
escolta real y comentábamos lo bonito e insólito de las dos capturas que se
habían producido. Pasaron unos diez minutos cuando la caña que había lanzado
Dani se arqueaba y cedía un buen puñado de hilo nuevamente, con lo que
comenzaba una nueva pelea.
Por la velocidad en la que el pez navegaba hacia la
izquierda cabía la posibilidad de que en esta ocasión fuera una dorada por lo
que sería la guinda al pastel si esto fuera así. Poco después Dani asentía con
la cabeza ya que había notado los inconfundibles cabezazos de la que parecía
ser la reina a la que escoltaban los dos soldados.
Poco después una preciosa dorada asomaba en la superficie y
los pelos se nos ponían como escarpias, lo que culminaría con la reina entre
redes y una jornada perfecta.
CONCLUSIONES
Estaba bastante claro amigos que había varios denominadores
comunes en los resultados que habíamos obtenido en estas tres salidas y que
evidentemente repetiríamos en posteriores escapadas.
En primer lugar influyó la elección de los sitios que no fue
más que un cumulo de pensamientos, conclusiones y casualidades, pero que
determinaron la localización de los peces. En segundo lugar parecía estar claro
que las tragaderas largas estaban pescando más y de mejor calidad que las
cortas, por otro lado y en tercer lugar era evidente que el poder lanzar a
distancias que las cañas pequeñas no te permitía era una ventaja que no
podíamos permitirnos despreciar.
Para continuar creo que ha sido muy importante la
efectividad de los anzuelos que en concreto
el HAYABUSA BEAK OCTOPUS de los números
2 y 4 son para la gusana
americana uno de los modelos más efectivos que he probado confirmando también
la efectividad de la gusana con el único inconveniente que presenta los días de
roamen.
Y para terminar decir que el puntero híbrido de la caña
larga que hemos usado para pescar ayuda mucho a trabajar grandes peces con
fluorocarbonos de diámetros finos sin miedo a perder la pieza por rotura de la
tragadera.
Sin más me despido de ustedes esperando que una vez más otra
de mis historietas os haya entretenido y si encima os aporta algo pues mejor
que mejor, un saludo y buena pesca.
Yo he probado pescarlas con almejas no muy grandes chirlas creo que se llaman las venden en pescaderías después de grumear acuden incluso después de haber grumeado varios días rondan por ahí.
ResponderEliminar